Los años 70 trajeron la irrupción en la vida política y social de aquellos sectores populares que habían experimentado un crecimiento sustancial durante las luchas ejercidas contra los gobiernos militares; entre ellos, los estudiantes secundarios, que vivieron experiencias inéditas de participación política, dentro y fuera de los colegios.
Se incrementó notoriamente el número de militantes y su grado de su influencia.
Uno de los objetivos de la dictadura, fue neutralizar a buena parte de la juventud y ganar a una porción para su propio proyecto reaccionario.
Para los que no encajaban en sus esquemas, se aplicaban distintos métodos “preventivos”, desde el asesinato y la desaparición, hasta la más refinadas formas de marginamiento social y psicológico, pasando, por la clásica prisión.Por allí pasaron más de 200 estudiantes y 2000 adolescentes.
Cuando asumieron, en 1976, los militares consideraban que en Argentina había una generación perdida: la juventud. Esta, por la sofisticada acción de “ideólogos”, se había vuelto rebelde y contestataria. Jóvenes subversivos reales o potenciales que ponían en riesgo al conjunto del cuerpo social. El ser joven pasó a ser un peligro. En realidad, siempre fue considerado un peligro. Ya lo decía Annah Arendt, LOS TOTALITARISMOS TEMEN A LA INFANCIA Y LA JUVENTUD, porque siempre ALGO NUEVO TRAEN, algo inimaginable para los adultos.
Con La Noche de los Lápices, comenzó un plan sistemático de aniquilamiento
de los estudiantes y que se convertiría
en símbolo emblemático de la dictadura cívico militar y en la historia de todos
los sobrevivientes secundarios reprimidos en los años de plomo.
Se conoce como Noche de los Lápices(una
noche donde debía sentirse EL ESCARMIENTO, al igual que en la Noche de los
cristales rotos, en la Alemania Nazi, o La de los bastones largos, en la época
de Ongania) a la desaparición y tortura, ocurrida el 16 de septiembre de 1976 ,
de jóvenes estudiantes de entre 14 y 18 años, en su mayoría militantes de
la Unión Estudiantil Secundaria , que demandaban en la ciudad
de La Plata el Boleto Escolar Secundario, que había sido suprimido en
1975.
.
Esa noche militantes estudiantiles de la
Escuela Normal Nro 3 de la Plata fueron secuestrados en la madrugada
de los domicilios donde dormían.
Fueron torturados
durante meses antes de hacer desaparecer a varios de ellos. El operativo estuvo
a cargo del Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejército
y la Policía de la Pcia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el Gral
Ramón Camps, que calificó al suceso como “accionar subversivo en las Escuelas”. Una historia que no puede ser contada por ellos: noventa días de soledad, de amor, de compañerismo de despedida y de muerte.
De los diez estudiantes, continúan desaparecidos Daniel Racero, Horacio Ungaro, Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio De Acha y María Clara Ciocchini.
Mientras
que Emilce Moler, Pablo Díaz, Gustavo
Calotti y Patricia Miranda, fueron los jóvenes que lograron sobrevivir a La
Noche de los Lápices. Sus testimonios en el juicio oral a las juntas ha sido
fundamental para la reconstrucción y denuncia de estos hechos.
Tal vez sea hora de que los adultos volvamos a otorgar a los jóvenes la
historia que merecen, para que
hagan con ella lo que imaginen mejor.
Elena Liniado.
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