Esta brevísima historia del títere está escrita por María
Elena Camba y Cecilia Alejandra Ziegler y es un extracto de un artículo mayor,
titulado: El títere es un vehículo de
crecimiento grupal y, según el contexto, también un recurso didáctico.
Comienza diciendo: ” El títere surge con el hombre
primitivo, cuando vio su sombra reflejada por las hogueras que hacía en las
paredes de las cuevas.”
“Entonces, al moverse, se movían esas imágenes y ahí fue
donde surgió la necesidad de hacer esas figuras y las hizo con la piel de los
animales que cazaba. Eran planas, hechas de piel de animales. Fue la primera
manifestación de títeres que existió, se crearon para el teatro de sombras.
El primer títere fue el plano. El más antiguo que se
conserva es de Oriente, de la India, de Indonesia, de Birmania.
Luego se expandieron por todos lados. Pasaron a Turquía,
Africa y después recién surge el títere corpóreo.
Los primeros elementos para construir títeres fueron la piel
y la madera. Más adelante vinieron las figuras de bulto tallado en madera.
Posteriormente, empezaron a hacerlos con
papel maché y luego vinieron los plásticos
La figura del títere es anterior al teatro, es contemporáneo
de los primeros ritos, las danzas y los mimados de escenas religiosas o de
llamados a la divinidades. Siempre son personajes que tienen algo que ver con
la religión o con la tradición de los héroes o de los dioses del lugar.
El Ramayama y todas las leyendas y filosofías orientales son
los primeros textos que se conservan.
Su origen se remonta a los pueblos antiguos, China (2000
a.C.), India, Japón, Egipto, Grecia, Roma.
En la Edad Media lo usa la Iglesia para representar pasajes
bíblicos, se hacían representaciones con títeres de los milagros, los misterios
de la virgen y se hacían hasta en las mismas iglesias. Pero como el títere
puede confundirse o ligarse con el ídolo, fueron echados de la iglesia y ahí
surgió el títere de plaza, que es la
tradición que siguieron los titiriteros. Después se populariza y aborda
historias de caballeros y relatos cómicos y dramáticos.
En Italia recibe los nombres de Burattini (de guante) y
Fantoccini (movido por hilos) y en Francia, de Guignol. En España lo introducen
los juglares. En Inglaterra, abolido por el protestantismo, reaparece en la
figura de Punch.
Vittorio Podrecca (1833)fue un famoso titiritero italiano,
fundador del teatro de títeres y marionetas, que recorrió el mundo con el
nombre de Los títeres de Podrecca. Escritores y músicos de renombre escribieron
para Podrecca, de quien se dice que actuó en más de quinientas ciudades,
realizando quince mil espectáculos, todos ellos de excepcional calidad una
representación artística.
Con el descubrimiento llega a América, especialmente a
México y Perú. No hay documentación escrita, pero lo que se conserva es que
cuando Hernán Cortés llegó, trajo, entre sus soldados, a dos titiriteros que
hacían títeres para entretenerlo. Desde México escribió al rey de España que
habían llegado a una gran plaza donde los indios hacían una cantidad de juegos
y de representaciones y también jugaban con títeres.
En el siglo pasado los que vinieron a la Argentina, a la
Boca, se quedaron y fueron los primeros teatros de títeres estables. Con la
llegada de Federico García Lorca se creó otra corriente titiritera. De ahí
surgieron Mané Bernardo y Javier Villafañe, en esa época, el ´34.
Después
vinieron todos los que se nutrieron de ellos y se continua la tradición
titiritera con Sara Bianchi, Ariel Bufano, Hermanos Di Mauro, Virginia Pasetti,
José Ruiz y M. López Ocón.
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