El 23 de noviembre en Sintonía Educar, recibimos alumnas de 5° año de la Escuela Francisco Solano de Isidro Casanova junto a la Profesora Andrea Velasquez* quienes, junto a sus compañerxs desarrollaron un proyecto que comenzó a gestarse en 2012 en la asignatura Salud y Adolescencia, allí se abordaron temas como identidad de género y vínculos familiares.
Ello generó que los alumnxs pusieran en cuestionamiento las maternidades y paternidades actuales por lo cual se les propuso la indagación y búsqueda de soporte teórico acerca de las nuevas configuraciones familiares.
En 2013, desde la Sociología se problematizaron los tipos de familia existentes y su necesidad como agente socializador, contenedor y afectivo. Trabajaron con artículos periodísticos, película, programas de televisión y webquest.
Bautizaron al proyecto con el nombre de OHANA= FAMILIA. LA FAMILIA NUNCA TE ABANDONA, a partir de una película de origen hawaiano que vieron durante su infancia.
Lxs chicxs estudiaron que también que en otras épocas históricas las conformaciones familiares y parentalidades eran variadas, por ejemplo prácticas el alquiler de vientre, ya que según las costumbres un hombre cuya mujer era fecunda, podía “prestar o alquilar” temporalmente a su esposa a quien no tenía hijos y se lo pedía.
El tema toma relevancia no sólo por el contenido en sí mismo sino porque el proyecto fue desarrollado en una escuela religiosa y como iniciativa de los propios chicxs.
Lxs docentes escucharon las necesidades e inquietudes de lxs alumnxs, y generaron espacios de intercambio y comunicación que permitieron conocer otras realidades, más allá del modelo tradicional de familia(que se fomenta desde la propia escuela), como así también enmarcarlo en la situación legal y política de nuestro país, con la sanción de leyes como la de matrimonio igualitario.
Una experiencia muy interesante y opiniones y reflexiones de lxs jóvenes que es necesario escuchar, docentes atentos, con miradas amplias frente a los cambios sociales y políticos de nuestra sociedad.
*Profesora de Psicología y Ciencias de la educación. Actualmente está finalizando la Licenciatura en Gestión Educativa en la Universidad Nacional de La Matanza.
Trabaja hace 4 años en docencia en escuelas de gestión pública y privada. Este año incursionó en el nivel superior en las carreras de Psicología y Ciencia Política.
En esta emisión también dialogamos con el Lic Martín Legarralde** acerca de las pruebas PISA de evaluación, sus orígenes, concepción ideológica y resultados a través de estos últimos años. También conversamos acerca del Proyecto del Instituto de Evaluación educativa que se impulsa desde el Ministerio de Educación porteño.
**Profesor Adjunto de Historia de la Educación de la Universidad de La Plata y miembro del Instituto de Curriculum y Evaluación de la Universidad de Lomas de Zamora.
Adjuntamos a este texto una nota de opinión de Martín en relación a las pruebas PISA, publicada el 28 de noviembre en FACEBOOK .
Apuntes sobre la prueba PISA, la "calidad" y el derecho a la educación.
La prueba PISA se aplica cada tres años a chicos y chicas de 15 años de edad. Empezó a aplicarse en 2000 y se aplicará por última vez en 2015 (aunque ya promete tener retoños). Está organizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y se pensó originalmente para estudiar si el dinero que los organismos internacionales le prestaron a los estados nacionales durante la década de 1990 estaba generando mejoras en sus sistemas educativos (y si la tasa de retorno sobre sus economías era la esperada). Por sus alcances y su difusión, rápidamente este estudio superó sus expectativas iniciales y comprometió a un conjunto de países mucho más amplio, incluyendo a muchos sistemas educativos de América Latina.
Los resultados de la prueba PISA aplicada en 2012 se conocerán el 3 de diciembre, según anuncia el consorcio organizador.
En nuestro país, los resultados de PISA han sido publicados para mostrar la caída en la "calidad educativa". Es un lugar común que las notas periodísticas (y los lobbystas pedagógicos) utilicen los resultados de la prueba para mostrar el "bajo nivel" de la educación argentina. Algo de esto se propuso aprovechar el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires solicitando su participación como unidad subnacional para poder mostrar sus resultados propios, diferenciados de los resultados del resto del país.
Lo que resulta de esta lectura de la información (que no surge de la documentación propia de PISA) es una suerte de tautología que recuerda las primeras experiencias de medición de la inteligencia de fines del siglo XIX: "la inteligencia es lo que miden los test de inteligencia". En este caso, si nos preguntamos qué es la calidad educativa podríamos responder "es lo que miden las pruebas estandarizadas".
Los defensores de la prueba dirán que ésta no es la discusión principal. Y es cierto. No es la discusión principal sobre la prueba, pero sí es la discusión principal sobre su uso.
La discusión sobre la "calidad de la educación" nos ha sido expropiada. Hace 20 años, cuando el concepto se puso de moda, algunos trabajos críticos advirtieron que se trataba de una extrapolación de preocupaciones que venían del campo de la economía y la administración empresaria, que venía de la competencia entre japoneses y norteamericanos por la "calidad total", etcétera. Pero como en otros casos, el rechazo completo a la discusión terminó en un abandono del campo de batalla, que fue conquistado por los técnicos, los divulgadores y los financiadores, hasta que las condiciones de la derrota nos fueron impuestas: hoy resulta muy difícil explicar por qué hay que discutir el propio concepto de "calidad de la educación", e incluso muchos de nosotros hemos concedido que el derecho a la educación debe llevar el agregado "a una educación de calidad".
Puede parecer un ejercicio meramente discursivo, pero pienso que es importante invertir los términos de la subordinación conceptual y pensar que, en todo caso, una educación de calidad es aquella en la que se garantiza plenamente el derecho a la educación. Y entonces, la discusión pasa de ser técnica a ser política: lo que hay que definir es qué entendemos por "derecho a la educación".
Si esta inversión conceptual es adecuada, también habrá que reconocer que la definición del derecho a la educación no puede ser el resultado de una especulación teórica individual, ni el fruto del trabajo de uno o varios equipos de investigación, sino que debe ser el resultado (siempre precario y abierto) de un debate social amplio. Habrá que ver, entonces, en las comparaciones internacionales que nos proponen los amantes de la prueba PISA, cuánto pesa el hecho de que el derecho a la educación sea un derecho universal.
Para ser precisos, PISA se propone (aunque en mi opinión esto es discutible) evaluar "competencias", que se espera que hayan sido producidas por la acción educativa sistemática. Sus puntajes (que también son consecuencia de una expropiación de la comprensión de los lectores, realizada a fuerza de sofisticación metodológica) no nos hablan de la "calidad educativa".
Seguramente los datos de PISA ofrecen información valiosa, que puede servir para pensar y trabajar sobre nuevas políticas curriculares, formativas, institucionales. Pero está lejos de ser una medida de la calidad, y seguramente no se trata de la pretendida "fotografía" de lo que pasa en nuestras escuelas.
Sirva este texto como una clave de lectura de lo que circulará la semana próxima cuando se conozcan los resultados. Recuérdese, cuando los titulares de los diarios nos hablen de la "calidad educativa", qué es lo que se esconde detrás.
Si querés escuchar el audio del programa de hoy cliqueá en:
http://arinfoaudios.homeip.net/download/sintonia30112013.wma
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