Son seis salas tradicionales, de Flores, Floresta, La Paternal, Mataderos, Saavedra y Villa Pueyrredón, que podrían revivir su antiguo esplendor si prosperan diversos proyectos de protección patrimonial enviados a la Legislatura.
Más de 300 salas de cine hubo en la Cdad de BAires durante buena parte del siglo XX y hasta 2010. Entre las 50 que quedan, dominan las multisalas ( Hoyts, Village y Cinemark) y el gran ausente es el cine del barrio. Estas salas tuvieron su esplendor tiempo atrás, antes de ser remplazadas por playas de estacionamiento, salas de juego o lugares de culto. Fueron los propios vecinos los que en los últimos años resolvieron luchar para hacer resurgir los cines de sus barrios, como espacios que excedían la proyección de películas para convertirse en lugares de encuentro social.
Actualmente, son seis los cines contemplados en distintos proyectos legislativos que buscan su protección cautelar como patrimonio cultural o directamente su expropiación: Taricco, de La Paternal ; Pueyrredón, de Flores ; Gran Rivadavia, de Floresta ; Aconcagua, de Villa Pueyrredón; Cumbre, de Saavedra y El Plata, de Mataderos
Este último, el llamado “Gran Rex de Mataderos” (entraban 1500 espectadores), reabrió en mayo del año pasado, después de 23 años de abandono.
La idea original del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, era localizar allí el CGP 9, lo que encontró el rechazo de los vecinos y la justicia. Finalmente, se optó por convertirlo en Centro Cultural, cuya primera etapa ya culminó.
A mediados de los ’80, el nivel de espectadores decayó con la llegada del video. Pero la estocada final fue con los ‘multipantalla’ y el cambio de hábito de encuentros en el shopping, donde el cine era un uso complementario. Sin ayuda, se fueron fundiendo y cerrando
A pesar que en los últimos meses se han cerrado varios cines, como el Atlas Santa Fe o el Arteplex Caballito, el público, que hoy posee mayor capacidad de consumo, asiste cada vez más al cine.
Los proyectos vecinales son acompañados por especialistas, como la arquitecta Patricia Méndez, quien escribió, junto a Marta García Falcó, el libro Cines de Buenos Aires.
Hay cada vez más multisalas, pero no cumplen la función social para las que fueron creadas las salas de cine: un espacio social de reunión de los vecinos del barrio y de la promoción del cine nacional. Aunque no se trata de retrotraerse a la función original, sí habría que gestionar que se hagan núcleos culturales que abastezcan al barrio, sin necesidad de ir al centro.
De las 300 salas de cine autónomas que había, 140 fueron demolidas, y sólo 50, en el mejor de los casos, siguen siendo cines. Otros, como el Ópera o el Gran Rex, hoy son teatros.
El resto son supermercados, salas de culto, playas de estacionamiento, o como el Álvarez Thomas, que es un salón de fiestas. Se detectó, en viejos planos de cada cine, que muchos eran playas de carruajes antes de ser cines, y después volvieron a ser playas de estacionamiento. El espacio tiene su memoria y necesita reciclarse.
El período de mayor demolición fueron los ’80 y los ’90, cuando llegó el videocasette y luego el DVD, la gente empezó a quedarse en su casa. En los ’70 también, porque el gobierno militar impedía las aglomeraciones de todo tipo. Y los shoppings les dieron la última estocada.
El diputado Raúl Puy, presentó un proyecto de ley para crear un Fondo de Ayuda Económica para Salas de Cine-Teatro Barriales de la ciudad. Al fondo iría el 0,5% de la recaudación del impuesto de ABL, distribuido en una sala por comuna. El total recaudado de ABL en 2010 fue de 1300 millones de pesos, por lo que lo destinado a los cines barriales superaría los 6,4 millones. Veremos si, finalmente, queda aprobado x la Comisión de Presupuesto, lo cual sería una gran noticia.
Hay cines como el Monumental, el Atlas y otros que ya dejaron de ser simplemente cines y hoy son parte de la historia argentina. Además, ya que queremos valorar lo nacional, podríamos ponerlos en marcha. Otros que son nacionales son los village caballito por ejemplo. Pero eso sí, mucho más modernos!
ResponderEliminarLore