lunes, 30 de mayo de 2011

FESTIVAL MUSICAL POR LA DIVERSIDAD


Con las Cataratas de fondo, los niños de 16 países tocaron en un final a toda orquesta. Virtuosos:las estrellas tenían entre 10 y 15 años.

Fue mágico. En el cierre de Iguazú en Concierto, una orquesta y un coro de setecientos chicos tocaron y cantaron con el fondo de las Cataratas y un atardecer de cielo rojo. Sintonía perfecta entre las bellezas naturales y la creación humana.

“Los elegimos a todos por su talento pero es la primera vez que tocan juntos”, avisó Andrea Merenzon, la directora artística de este segundo Festival Internacional de Orquestas Infanto Juveniles que se plantea como homenaje a la diversidad cultural. Anunciaba el acto final del encuentro de seis días, en el que una marea de chicos de 5 continentes y 16 países copó esta ciudad de tierras rojas y paisajes selváticos.

Síntesis de la alegría y muchísimo trabajo fue ese gran show final, del que participaron, entre otros, Los Grillitos Sinfónicos, una orquesta de Posadas aplaudida a rabiar, la Junior Big Band de Hamburgo, Alemania, un grupo de marimbas sudafricano, coros de distinta procedencia y solistas virtuosos como la rusa María Andreeva que a los 10 años hace maravillas con el violín y el piano.

“Pidió tocar en la orquesta, algo que muchos solistas grandes no harían”, dijo Merenzon cuando presentó a Andreeva, que nunca dejó de sonreír. Ella ya tocaba a Piazzolla pero aquí también conoció a María Elena Walsh. Con su música, los setecientos chicos le rindieron a la autora de Manuelita un homenaje único, orquestando El reino del revés , dirigido y arreglado por Simón Da Silva, músico de 15 años.

Junto a Andreeva, el otro solista reverenciado fue Jared Cheung, un chelista australiano de 11 años que arrancó lágrimas del público con Thais , de Massenet. También emocionó el rosarino Guido Gavazza.“Me la pasé tocando Libertango con los chinos” le contó a Clarín este bandoneonista que llegó a Iguazú porque Merenzon vio un video suyo en Youtube.

Aquí, la barrera idiomática fue un límite menor: todos comparten el idioma universal de la música. “Es un festival único que cruza chicos de todos los continentes”, se entusiasmó Michael Sibanda, director de la orquesta de marimbas. Y lo mismo destacó el alemán Paul Mountean, director de una banda que por primera vez salió de Hamburgo.

Si en 2010 éste fue un encuentro latinoamericano, este año el foco apuntó a los cinco continentes. Una apuesta para la que se invirtieron 5 millones de pesos, aportados en su mayoría por el Consejo Federal de Inversiones. De lunes a viernes, siempre por la noche, hubo dos conciertos en los que se alternaron orquestas, coros y solistas. Y por las mañanas se juntaban todos a ensayar para el gran concierto. Un desafío monumental para el que Merenzon convocó a colegas del Teatro Colón, que dividieron a los chicos por instrumentos y ensamblaron en tiempo récord un repertorio original.

Este año hubo, además, un acercamiento al pueblo de Iguazú cuando el 25 de Mayo, tocaron en el anfiteatro local, frente a tres mil personas. “A la gente de acá también la cautiva este tipo de música”, dijo Luis Jacobo, Ministro de Cultura y Educación de Misiones, creador del festival. Es que todos los otros conciertos se hacen en hoteles cinco estrellas, para un público reducido.

Así y todo, semejante invasión musical ha logrado grandes cosas. Contagiados por el aura de cada show, los chicos de Iguazú tienen por primera vez un coro municipal. Buscan ganarse un lugar en esa foto final con sus Cataratas de fondo.
Fuente: Diario Clarín, 30/05/11, por Horacio Bilbao.

http://www.clarin.com/sociedad/Setecientos-jovenes-musicos-festival-diversidad_0_490151020.html

S.E: Nos parece que para esta nota sobran los comentarios!

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